EL DECÁLOGO DEL TUTOR IDEAL

 Bienvenido nuevamente a este espacio de reflexión docente, en la entrada de hoy hablaremos acerca de la figura del tutor y aquellas características propias del tutor ideal. 

La figura del tutor en los centros es sumamente relevante ya que se encarga de concentrar y ofrecer actividades dirigidas a la orientación académica, profesional y personal del alumno. 

Acompaña al alumno en su evolución personal y ofrece su apoyo con independencia de si el alumno presenta problemas de rendimiento, si necesita de una adaptación o ninguna de las mencionadas situaciones.

Fomentará la educación en valores en el alumno, informará de cualquier hecho relevante al entorno y deberá realizar un seguimiento del mismo. Intentará conocer la realidad de cada uno de ellos en el grupo, en el centro y en su entorno, para intervenir, favorecer su integración y promover la participación. 

También será sumamente relevante su relación tanto con las familias de los alumnos como con los compañeros del centro, de forma que las relaciones sean colaborativas y participativas, manteniendo informados de todo lo necesario tanto a unos como a otros.


Una vez hemos explicado brevemente cual es la figura del tutor y dado que este ejercicio fue realizado en una de las sesiones de Procesos y Contextos Educativos, me gustaría mostraros aquellas características que mi grupo de compañeros y yo pusimos en común para describir aquello que necesariamente debía tener el tutor ideal. 




La primera de ellas es la empatía, ya que ante todo es necesario comprender al alumno, saber entender su situación y no castigar de forma desmedida para que no pierda la motivación en las aulas. 

A continuación debemos hablar de la trasmisión de valores que mencioné anteriormente, ya que ello será relevante en el futuro del alumno tanto dentro del centro como fuera de él. 

La tercera característica que debe tener el tutor ideal es la escucha activa y objetiva, prestar atención a lo que quiera comunicar el alumno de forma plena y siempre siendo objetivos. 

Otro elemento enormemente relevante para ser un buen tutor es la formación constante, el docente debe estar en un proceso de actualización continuo y conocer todos los asuntos educativos de cada momento. 

Además de ser empático el buen tutor debe ser paciente, no todos los alumnos aprenden al mismo ritmo y por ello se debe respetar la duración que cada alumno necesite para su aprendizaje. 

Los tutores deben ser dinámicos, vitales, deben tener fuerza y energía con las que desenvolverse en determinadas situaciones educativas. 

Otra de las características propias en un buen tutor debe ser la asertividad, es decir saber cómo decir las cosas sin ser ofensivo, irrespetuoso o desagradable. De este modo deberá saber cómo ser persuasivo con los alumnos para poder ayudar a la resolución de determinados conflictos en las aulas.

El tutor ideal debe tener ganas de enseñar, pero también de aprender. Como hemos dicho ya, el docente deberá estar en constante formación y por lo tanto no puede perder las ganas de aprender, pero no solo a través de la formación, sino también de los propios alumnos y de las situaciones que se producen en los centros. 

Debe ser resolutivo; o como se dice comúnmente, salir al paso en determinadas situaciones, saber cómo actuar ante cualquier situación educativa compleja que pueda presentar el alumno. 

Finalmente el buen tutor deberá tener capacidad de liderazgo, para poder controlar y organizar de manera adecuada al alumnado, así como para controlar el ambiente en las clases. 

Estas han sido algunas de las características que mi grupo de compañeros y yo os proponemos. Y tú ¿Qué características crees que debe tener el tutor ideal? Espero que hayas disfrutado de la lectura de esta entrada no olvides dejar un comentario con aquellas dudas, reflexiones u opiniones que quieras que conozca. 


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